El Hombre que Aprendió a Volar

Cuando una persona tropieza en su camino hacia sus sueños y logra levantarse se hace más fuerte. Y si ocurre muchas veces sentirá cada vez menos los golpes.

Y a la vez, sentirá cada vez más las lecciones aprendidas, casi como si pasara los tropiezos por encima.
Aquí te dejamos un relato que describe lo mencionado.


Cuentos Cortos: El Hombre que Aprendió a Volar


Había un hombre joven aún, de 33 años, que tenía el sueño de tener su granja de animales. Su padre fue granjero y desde niño le gustó vivir en el campo con animales.

El joven intentó poner su granja, pero siempre le salía algo mal. Una vez le robaron los animales y tuvo que reponerlos nuevamente.

En el segundo intento tomó precauciones para que no le roben los animales, sin embargo, olvidó asegurar la puerta del depósito de comida y también se la robaron.


Cada vez que se equivocaba en algo tenía que trabajar extra para ahorrar dinero para reponer nuevamente lo que había perdido, además de eso, apuntaba el error cometido y que causó la pérdida en una libreta para evitar que le suceda de nuevo:


“Siempre debo asegurar la puerta del depósito para evitar robos”


De esa manera, varias veces cometió errores que le costaron retrocesos en el cumplimiento de sus objetivos, pero siempre trataba de levantarse y de aprender la lección.


Cada vez que su sueño se veía frustrado por una falla el sentía que caía al piso, pero cuando reponía el problema ocurrido, sentía que se levantaba y continuaba.

Trataba de darse ánimos a sí mismo para no rendirse y continuar a pesar de las caídas y los errores cometidos.



Paralelamente el joven se estaba preparando para ingresar a la universidad, ya que de más joven no tuvo posibilidades de hacerlo por problemas económicos.

Para su examen de ingreso se preparó mucho, pero cometió el error de salir la noche anterior al examen con sus amigos hasta muy tarde y se quedó dormido. De todas formas, llegó a su examen un poco tarde, pero se sentía cansado y nervioso y desaprobó.

En éste caso se sintió muy molesto consigo mismo por haber caído de esa manera por su propio error. De igual manera que en el error de la granja, apuntó su error y lo guardó para siempre recordar que no puede cometer nuevamente ese error:


“Nunca debo descuidar el descanso menos aún en la víspera de un examen importante”


Al ver que su granja se encontraba hecha un desastre por los robos que había sufrido y los descuidos que había tenido, y al ver que no pudo ingresar a la universidad, se sintió miserable. Por un momento pensó en dejar todo y acogerse en la rutina y en un refugio, como la casa de sus padres, ya que aún contaba con ellos. Se sentía tan atormentado que prefirió irse a dormir.


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A la mañana siguiente tuvo que tomar una decisión: levantarse una vez más de su caída e intentar nuevamente avanzar hacia sus sueños o simplemente dejarlos ir. Salió a caminar por la granja para pensarlo y de pronto, sacó la libreta donde tenía apuntado todas las lecciones aprendidas de sus errores y empezó a repasarlas.

Se dio cuenta que estaba dejando otro depósito de comida sin seguro, pero gracias a sus apuntes la aseguró antes de meterse a su cuarto.


De igual manera recibió una invitación de amigos para salir a una fiesta en la víspera de su segunda oportunidad de examen de ingreso, la cual rechazó con mucho gusto.

Se dio cuenta que las caídas no fueron en vano, simplemente son parte del camino que hay que recorrer para llegar a cumplir sus sueños.

Sintió que por cada tropiezo le iba a ser más fácil sobrellevar, evitar o remediar una caída, y que prácticamente la pasaría de largo.


Sintió que tantas veces había aprendido de sus errores tropezando, que cada vez que volvía a equivocarse, en lugar de caer, ahora volaba, y pasaba prácticamente de largo, ya que las lecciones aprendidas surgían y hacían que los tropiezos pasen casi desapercibidos.

¡Aprendí a Volar! – Pensó

De esta forma el camino hacia sus sueños  se aceleró mucho más, a pesar de seguir tropezando, aunque cada vez menos.

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