La Paciencia es una virtud muy importante para todas las cosas que hacemos. Una persona que la domina posee inteligencia emocional y en éste cuento corto con enseñanza sobre la Paciencia con un Caracol se refleja.
Cuentos Cortos – Enseñanzas del Caracol
Cierto día estaba el amautta amawtami en su jardín regando las flores y contemplando el silencio, hasta que las puertas de la calle fueron lanzadas y un alboroto se dejó escuchar.
El amautta divisó por una de las ventanas y vio a sus tres alumnos, los cuales discutían airadamente mientras se acercaban al jardín:
—¡Maestro!, —gritó el más joven al encontrarse con el anciano, —mis amigos dicen que no soy paciente ya que no los esperé en la tiendita, pero estuve ahí y ellos llegaron tarde.
—¡Pero sí fuimos!, —reclamó otro alumno, mientras refunfuñaba
—Ustedes son los que no tienen paciencia, yo les dije que no podía estar tanto tiempo esperando. –Respondió el primero ya en tono acusador…
Y así continuaron acusándose hasta que el tercer alumno preguntó:
—Maestro, ¿qué es la paciencia?
El amautta miró con cariño a sus alumnos y les señaló a tres pintorescos caracoles y luego les dijo:
—Antes de explicarles sobre ese tema lleven de paseo a mis caracoles y no regresen hasta que hayan llegado a la esquina, pero no olviden que a estos caracoles no les gusta que los carguen; dicho eso pegó una suave cinta en el caparazón de los caracoles y se los entregó a sus alumnos respectivamente, luego el amautta se escondió en un rincón y esperó.
El primer alumno llegó al cabo de una hora, llevaba su caracol en la mano, lo devolvió al jardín y corrió.
El segundo alumno regresó después de cuatro horas, divisó por los alrededores y luego corrió.
El tercer alumno regresó tarde, muy tarde, ya habían pasado seis horas, cogió otro caracol y corrió.
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Al día siguiente se reunieron nuevamente todos y el amautta les preguntó: “¡Cuéntenme su experiencia con el caracol!”
—El primer alumno miró de reojo a sus amigos y luego entre susurros dijo: “mi caracol no llegó a la esquina, ni siquiera a la puerta, ¡Señor dame Paciencia! pensé. Me pareció imposible que culminara el paseo y lo devolví…
El maestro asintió con la cabeza y miró al segundo alumno.
—Maestro el mío llegó hasta la mitad de la calle, entonces se puso peligroso el camino y decidí devolverlo…
El maestro asintió nuevamente y miró al tercer alumno.
El tercer alumno hinchó el pecho y dijo:
—El mío llegó a la esquina, pero como ya era tarde aquí lo estoy devolviendo, —entonces maestro
¿Quién es más paciente? ¿Cómo se logra y como cultivar la paciencia?, —preguntó con orgullo.
El amautta suspiró, y luego respondió:
“La paciencia brilla en la inteligencia; no descansa y observa con diligencia, olvidando su propósito cuando se requiere actuar en compasión y suele confundirse fácilmente con la obsesión de la meta.”
El mensaje de éste relato con moraleja es que la Paciencia es una virtud y un valor humano muy importante que nos permite tolerar y soportar adversidades y con calma y tranquilidad para llegar a lograr algún propósito. A través de ella, podremos lograr cumplir nuestros objetivos y evitar fracasos.
Fuente: Luis Felipe Cáceres Vizcarra (http://www.luisfelipecv.com)